Hablando del interprete del disco que les dejare al final de este apartado es James Ehnes, según la crítica
internacional es considerado el Jasha Heifetz de nuestro tiempo, y a
decir verdad la comparación es válida, pues para quienes conocieron el
arte de Heifetz, ya sea en vivo o en disco, este fue uno de los más
extraordinarios y versátiles violinistas del siglo XX.
Curiosamente, James Ehnes y
Heifetz comenzaron sus estudios de violín a temprana edad, Ehnes a los
cuatro y Heifetz a los tres años. Mientras Heifetz a la edad de 7 años
ya interpretaba a Mendelssohn ante un aforo de cien personas; James
Ehnes hizo su debut a los 13 años como solista con la orquesta Sinfónica
de Canadá.
James Ehnes nació en el seno de una
familia musical en enero de 1976 en Brandon, Manitoba, Canada. Su padre,
Alan Ehnes, es profesor de trompeta en la Universidad de Brandon. Fue
con el violinista canadiense Francis Chaplin, con quien hizo sus
primeros estudios. Sally Thomas, fue su maestra en la Escuela
Meadowmount de Música y desde 1993 hasta 1997 continuó estudios en la
Escuela Julliard donde, tras su graduación, ganó el “Peter Menin Prize
for Outstanding Achievement and Leadership in Music”.
Ehnes obtuvo, por primera vez,
reconocimiento nacional en 1987 como ganador del “Gran Premio en
Cuerdas” en la Competición de Música de Canadá. El año siguiente fue el
músico más joven en ganar el “Primer Premio en Cuerdas” en el Festival
de Música de Canadá. También obtuvo de la Universidad de Brandon el
título de “Doctor en Música (honoris causa)”.
En Julio de 2007 su nombre pasó
a la historia al constituirse en la persona más joven en ser aceptada
como Miembro de la “Royal Society of Canada”. Sus viajes al extranjero
no han sido menos, ha tocado en cerca de treinta países en los cinco
continentes con las más reconocidas orquestas y los más importantes
directores. Entres estos se cuentan Vladimir Ashkenazy, Stanislaw
Skrowaczewski y Christian Thielemann.
La extensa discografía de James Ehnes,
que consta de más de 20 grabaciones, ha sido galardonada con numerosos
premios incluyendo un Grammy, un Gramophone y seis Juno Award. El álbum
de James Ehnes, con los conciertos para violín de Korngold, Walton y
Barber con la Sinfónica de Vancouver, bajo la dirección de Bramwell
Tovey fue ampliamente considerado como uno de los discos más destacados
de 2006 y ganó en el 2008 el Grammy y el Juno.
Aqui les dejo un poco de historia del compositor de esta magnifica obra: Nicolo Paganini, músico italiano nacido en Génova hacia 1782. Su infancia puede
asemejarse a la de otro niño prodigio dominado por un padre con
aspiraciones excesivas: La del compositor austriaco Wolfang Amadeus
Mozart. En efecto, sus primeros años de vida transcurren bajo el duro
sometimiento al estudio prolongado y diario del violín, después de esta
dedicación exclusiva al instrumento, consigue dominarlo por entero y con
tan sólo 13 años alcanza una inmejorable técnica y brillantez que
rebasaban los límites del virtuosismo, su carrera concertística es
imparable ya una vez lejos del yugo paterno. A partir de ahí el artista
despliega una intensa actividad de giras europeas que eran vividas como
verdaderos acontecimientos culturales, el efecto que causaba entre el
público era tan asombroso que llegaba a impresionar no sólo a melómanos
sino también a músicos ya consolidados de la época tales como Chopin,
Schumann, Schubert o Liszt.
Al parecer no era únicamente su dominio técnico o interpretativo lo que
sorprendía sino toda una serie de gestos y maneras que transformaban al
violinista durante su actuación, prueba de este magnetismo tan evidente
era toda una puesta en escena que él mismo creaba para dar color a sus
peculiares recitales. Así, en este contexto, encontramos la interesante
cita de Heinrich Heinne (en "Noches Florentinas") que sirven de
manifiesto para acercarnos a este mito del violín: "los sonidos del
violín se hicieron cada vez más tempestuosos y osados, en los ojos del
espantoso intérprete brillaba un ansia de destrucción tan burlona, y sus
delgados labios se movían de modo tan lúgubremente agitado, que parecía
como si murmurara antiquísimas y malvadas palabras mágicas para
conjurar la tempestad y desencadenar los espíritus malignos que yacen
atrapados en las profundidades abismales del mar".
Los 24 caprichos los escribió entre 1802 y 1817. Son 24 piezas para
violín solo, el capricho 24 fue un auténtico hit en el romanticismo, todo el mundo se puso a hacer variaciones sobre ese capricho: Rachmaninov, Liszt, Brahms, Lutoslawski...
Hay que considerar muy especialmente su visión nueva sobre el violín: a
través de esta explosión de recursos técnicos y melódicos llenos de brío
y energía busca una imitación de la más amplia gama de sonidos
naturales; es decir, el fin es el Arte y con estos medios circenses de
que a veces se sirve, intenta plasmar la esencia de su creación, de su
verdad musical. No debemos olvidar parcelas relacionadas con la música de cámara, a la
que Paganini se siente tan íntimamente ligado (cuartetos de Haydn,
Mozart, Beethoven....).
En 1849, este personaje legendario dice adiós al mundo, tras una larga
enfermedad motivada por un problema de laringe que le provoca una
existencia muy penosa ya al final de sus días. Era tanto su personalidad creativa y artística, y tan descomunal su
poderío sobre el instrumento, que se ha creído ver en él la imagen del
mismísimo demonio. En torno a ello han circulado varias leyendas de
carácter diabólico así como opiniones tan válidas como las del propio
Goethe: "En Paganini se revela en grado extremo el demonismo".
Lo que sí es perfectamente demostrable, al margen de la mera opinión, es
el sentido revolucionario con que irrumpe en el campo instrumental de
la Historia de la Música, con todo lo que ello conlleva en el terreno
interpretativo y emocional. Se podría establecer sin vacilar un antes y
un después con relación al músico italiano. Las salas de concierto
vibraron con su calor humano, el público llegaba a conectar directamente
con la música que emanaba de su relevante carisma y sentido musical.
Entonces, la interpretación triunfaba plenamente en toda la extensión de
su palabra produciendo en el oyente la catarsis.
En cuanto a su aportación a la técnica del violín, es bastante
significativa, destacando su exploración en el campo de los armónicos,
de las dobles cuerdas, pizzicatti de la mano izquierda, amplia paleta de
staccatti y otras innovaciones que incluso van más allá de la escuela
tradicional. En conclusión, Paganini desarrolló globalmente las
posibilidades polifónicas de dicho instrumento.
Todos estos hallazgos son plasmados en su interesante y valiosa
producción, así destacan sus famosos 24 Caprichos para violín solo Op.1,
su densa integral de conciertos y las diversas colecciones de sonatas
donde el talento y el ingenio creativos protagonizan sin temor.
A través de este breve repaso a la figura de Nicolo Paganini, nadie
puede poner en tela de juicio su celebridad como músico y divo del
violín, ni tampoco dudar sobre el papel que desempeña el intérprete como
eslabón imprescindible en la cadena sonora.
Link de descarga del disco:
james ehnes 24 caprichos paganini disco
link de descarga de partituras:
Partitura 24 caprichos de paganini en pdf